jueves, 13 de marzo de 2008

TESTIMONIO DE ROSA ELVIRA CORNEJO MIRAMONTES

“Les hablo a ustedes, quienes han estado escondidos en su cuarto, con sus cargas radioactivas de soledades, en túneles obscuros; a los que no le han encontrado un sentido a su existencia, y han tenido que buscar en los cristales, en las grapas, en el éxtasis o las tachas la ventana para reír y olvidar el abandono de este siglo; a quienes les han tapado la boca con un futuro de miedo; a los que creen en su inteligencia y se resisten a un fracaso ya determinado por la historia de este país de los espejos deformados; les hablo a ustedes jóvenes estudiantes de esta escuela que están conmigo en este grito que reclama el derecho al conocimiento desde la sensibilidad del humanismo.”


ÉSTA ES MI HISTORIA:

ROSA ELVIRA CORNEJO MIRAMONTES

No sé si esto que me pasó en la institución formadora de docentes, se tipifique como delito, pero lo que si sé es que éste es un caso más de la violencia sistémica en los espacios pedagógicos de México. Los primeros textos que leí de esta problemática fueron de Juanita Ross Epp y Ailsa M. Watkinson y es irónico pero cierto, me los proporcionó la compañera Josefina Ruiz Barajas, por eso, cuando a ella la nombran directora de esta escuela después de la muerte del Doctor Rafael francisco Aguilar Lomelí, yo brinqué de gusto en las explanadas, en los jardines de la Normal, mientras veía de lejos, como algunos de mis compañeros hacían un berrinche de jarabe tapatío. Estaba tan contenta porque una mujer tomaba el puesto de directora, que no tomé importancia de los comentarios que se hacían en torno a ella, más bien hice un saludo a Silvia Luna, que a los ojos de todos se vio como auténtica lambisconería, le dije: ──Aquí te la vamos a apoyar── Y de verdad eso hice, me acerque a ella, pretextando mi compromiso con los jóvenes. Es probable que ni recuerde estos acercamientos porque para ella siempre fui una especie de mosquito de malaria. Al día siguiente de haber tomado posesión como directora, Héctor, amigo mío, corrió a mi encuentro, para advertirme que tuviera mucho cuidado en mis relaciones laborales con ella, porque él había conocido como organizaba sus feudos de poder en otras escuelas donde había sembrado el miedo. Comenzó poco a poco a poncharse mi optimismo y aunque nunca volví a ver a mi amigo, cada vez que se echaba andar el engranaje del currículum oculto de nuestra escuela lo recordaba. Los golpes constantes en estos años fueron: hablar sin objetividad, levantar intrigas que comenzaron con rumores inocentes hasta darte en todo tu psiquismo.

Las intrigas tienen aquí manos de niña bonita. No sabes cómo cuidarte de los hilos de seda que se mueven, marionetas de sonrisas ángeles te patean silenciosas esperando ver tu caída. Por eso a casi diez años de distancia de estar en esta escuela están revueltos mis conceptos éticos. No he entendido la fragilidad o más bien la flexibilidad de la moral aquí aplicada. Ejemplo hay acciones en el aula de algunos docentes, que no me parecen, como la de hablar mal de un compañero poniendo en duda su profesionalismo, uno escucha a los alumnos quejarse de esto, que algunos de sus cursos se convierten en interminables difamaciones, pero no hay un hasta aquí para frenar éstas perversiones verbales. Si yo tuviera poder con mis palabras por lo menos recomendaría uno de los principios básicos de mi abuelo para vivir en paz: “sino tienes que hablar algo positivo de tus compañeros cállate la boca.”

Tampoco soy cerrada al amor, y esta idea la saben todos, aunque algunos compañeros critiquen como se exhibe algún docente por la escuela con su novia alumna, yo lo justifico, ante todo porque el amor es obvio y no se puede esconder, ni siquiera propondría la discreción absoluta de quienes se involucran con algunos de los docentes, y a quienes son regios sancionadores preguntaría dónde esta el artículo normativo donde se establece alguna prohibición para el amor. Por lo menos yo no lo he encontrado en ningún documento.

Todo lo que quisiera plasmar no lo había vivido en mis más de veinte años de trabajo como docente. He permanecido al margen de las injusticias que he presenciado. Mi pequeña isla, el aula, ha sido mi refugio, no he aspirado a puestos de alto mando, y en la historia de la logística de la Escuela Normal Superior Federal de Aguascalientes “José Santos Valdés” he esperado con ansia, de las autoridades directivas que la razón sea el filtro para dirigir a los estudiantes hacia la conformación del nuevo docente de este siglo. No quiero renunciar a este propósito, porque creo en la escuela pública, aunque socialmente en nuestra ciudad se trafica con la idea de que lo más difícil de terminar una licenciatura en esta institución es cruzar la avenida Nazario Ortiz Garza y no faltar. A nuestros, Estudiantes Normalistas, se les aplastan sus sueños de ser docentes con ataques constantes en los medios de comunicación, quienes destacan debilidades que el mismo sistema educativo ha propiciado denigrando una tarea bella y entorpeciendo los procesos de formación de las nuevas competencias pedagógicas requeridas para emprender la aventura del saber.

Pudiera pensarse si escarbamos en las tendencias de la psicoterapia de la Gestalt que lo sucedido con Josefina Ruiz Barajas viene del pasado y es un ajuste de cuentas por amoríos añejos y hoy ya rancios o porque en mi guardo la ira reprimida, de las lágrimas de aquellos años adolescentes, donde la guapa Josefina me quitara el novio, no, ese… no es mi caso, mi proceder es un basta a un sinnúmero de injusticias vividas en carne propia y este grito no está sustentado en supuestos orquestados de un pensamiento maquiavélico o en un acto de venganza cuyo único fin sea desestabilizar su gestión en la escuela. No y no.

La historia comenzó a tomar forma en los rincones del aula el día 13 de septiembre 2006. Me sumé a un cuento de amores y desamores en el que hasta ahora sólo había sido espectadora. Y para que se entienda mi rol detallo a continuación el contexto en que se dieron estas vivencias:

Sucede que al nombrarme asesora de 7º y 8º semestres en la licenciatura de Español en el paquete de mis diez alumnos venía incluida Nancy Carolina Alba Murillo, alumna distinguida, de excelente trayectoria académica y muy… muy lista, en el primer encuentro con ella me confiesa frente al hasta bandera y muy junto a la placa conmemorativa de la fundación de la escuela:──Maestra ya sabe que desde que me divorcie estoy de novia con el profesor Jesús Lozano── ¿Y eso que para que me lo decía? En aquel momento sonó como confesión como una muestra de confianza, hoy en la luz de la distancia la veo como una amenaza. ¡Nada que ver con la vinculación del curso! Lo que si pude observar es que ella lo expresaba orgullosa, contenta feliz de haber coincidido por su paso en esta escuela y bueno como ya expresé en este texto entiendo el amor y bienvenido sea. Yo sólo contesté aceptando esta revelación: ──Mira tú con ojos tan bonitos y el también (porque los tienen azules los dos), te imaginas un hijo. Fue el único comentario. Si de verdad hubiera querido meterme en esta historia de amor, lo hubiera hecho desde aquí. Pero no hablé, quizá quien no me conoce pueda pensar que envidiaba esta relación y en el fondo yo amaba al Brad Pitt de esta escuela como le decían algunas de sus alumnas en las que tenía el éxito seductor de su sonrisa y su perfil francés.

En medio de estos acontecimientos empezó a recibir llamadas mi familia donde se me implicaba en este escándalo de los amores de Lozano, no solamente estaba enamorada de él Caro sino también “yo”. Mal rato con mi esposo y mi hija en este enredo de argumentar que todo era mentira, no me detendré en más explicaciones, diré solamente que duré cinco días sin poder conciliar el sueño, la sorpresa había girado junto a una rueda de rumores donde se atropellaba, mi sensibilidad. Me preguntaba ¿Se puede así pisotear el derecho a la vida de todo ser humano? Porque no tardaron en aparecer los dolores de cabeza, la inflamación de la vesícula, los dolores de estómago y esto todavía no acaba, sigue este proceso inhumano de agresiones psicológicas. Mi doctor dijo: ── Ten cuidado bájale al estrés porque eres una candidata en potencia para la hipertensión.

El jueves 14 en el salón que está entrando a la izquierda del módulo número cinco de la escuela Nancy Carolina Alba Murillo, Brenda Verónica Miranda Nájera y Laura Michelle Moreno Sánchez, hablaban en nombre de todos mis asesorados para que yo les permitiera sus planeaciones conforme a lo que ellas habían aprendido, porque no les estaba dando libertad para desenvolverse en el aula, les estaba imponiendo mi forma de organizar la clase y dónde quedaba su creatividad y sobre todo, por qué pedía la formalización por escrito de la mediación del aprendizaje, porque esto para ellas había caído en desuso, (más tarde esto fue un elemento en mi contra para disminuir mi proyecto educativo, entre los directores de algunas de las Escuelas Normales, se difundió por parte de Josefina Ruiz Barajas que la propuesta que yo ofrecía era vieja). Yo acepté mis limitaciones quizá de momento lo único que conocía era la propuesta teórica y practica de Reuven Feuerstein sobre el desarrollo de la inteligencia al servicio del ser humano.

Ese día hablé para normar (eso pensé) el trabajo inicial, y comenzamos a planear las semanas que estaríamos en las escuelas secundarias. Me sentía protegida por las palabras de los demás docentes asesores de 7º y 8º semestres porque en la academia institucional se discutió, sobre el compromiso de respetar el estilo de docencia de cada uno de los actores involucrados en esta tarea educativa.

Desde la biblioteca comenzamos el diseño de las planeaciones de la primera jornada de prácticas. A mi nunca me preocupó Nancy Carolina Alba Murillo, que como dije es de un entendimiento del nivel que nos ocupa, superior. Pero Brenda Verónica Miranda Nájera ¿Dónde había perdido el diálogo ameno con esta chica? ¿En qué parte del proceso de la comunicación había interferencias? ¿Quién le estaba metiendo ideas en su cabeza? Porque ella tenía una buena relación conmigo. No nos entendimos, por más que compartí con ella mi experiencia para organizar la clase en torno al contenido del párrafo, exprese: ──Aplica tu creatividad no me hagas caso, sugiero que leas el texto de Ma. Teresa Serafini para el desarrollo de tus estrategias con las que vas a acompañar a tus alumnos en este contenido, según esta autora debe contestar a las preguntas siguientes: ¿Cuál es el concepto de párrafo? ¿Cuál es la estructura de los párrafos? ¿Qué elementos internos tiene un párrafo? ¿Cuál es la clasificación de los párrafos? ── En fin, no hice conexión con ella. La planeación se quería construir sin saber nada del tema, le propuse que se llevara el libro, para que pudiera clarificar el propósito de la clase, me contestó que no traía credencial para el préstamo a domicilio y sin dudar llené el formato a mi nombre para que tuviera a Serafini en sus manos.

Los primeros indicios claros de que no podríamos tener un acuerdo prudente habían comenzado, y continuaron al día siguiente, me trajo nuevamente sus planeaciones sin alterarlas porque ya había consultado con otros profesores de la institución y le habían dicho que estaba perfecta, yo no se las firmé. Así que esto desembocó el día viernes 15 de septiembre con un una junta con la directora Josefina Ruiz Barajas y quienes estuvieron en el encuentro fueron Nancy Carolina Alba Murillo, Brenda Verónica Miranda Nájera y Laura Michelle Moreno Sánchez, exponiendo las razones para destituirme de la comisión asignada frente a las asesorías de este año. Puedo asegurar desde aquí, de mi preocupación porque comenzáramos bien el año escolar, la exprese frente a Julio Gamboa cuando fui enterada de la visita a la directora por parte de mis alumnas asesoradas, que no me iba aferrar a las alumnas que no me querían, pedí reintegrarme a un grupo en cualquier otro curso aunque no fuera de mi perfil profesional, él me tranquilizó diciendo que ya había hablado con la directora de mi situación y que me invitaba a que llegara acuerdos con los muchachas.

Así que me dispuse entre el mismo viernes y todo el fin de semana hablar con Nancy Carolina Alba Murillo, Brenda Verónica Miranda Nájera y Laura Michelle Moreno Sánchez, les mostré mi preocupación por su trabajo pedagógico en la escuela secundaria, de la importancia de sus planeaciones conforme al enfoque, de su Documento Recepcional y pedí de favor que se dejaran seducir por mi experiencia de veinte años en el enfoque del Español y a quien no encontré le dejé el recado con sus familiares.

Todo lo anterior, lo hice avalada en el discurso arrancado de la academia institucional de los docentes de 7º, 8º semestres y de los TGA. Vislumbré la necesidad de cuidar los espacios donde se nos permitía la entrada a nuestros alumnos, porque me había comprometido con los docentes de las escuelas secundarías que iban acompañarnos en este año de estadía, a una planeación fundamentada en El Enfoque Comunicativo y Funcional de la Lengua señalado en las reformas educativas de 1993 y 2006, subrayando la importancia de la participación de los Estudiantes Normalistas desde donde deberían adherirse los Trabajos Recepcionales innovadores dignos de una escuela de educación superior, y que hasta ahora habían sido cuestionados desde diferentes escenarios educativos.

Todo el ambiente comenzaba a tronarse gris, no se dónde se originó esta maraña. Toda la información hasta aquí escrita, se manejó ahora si de forma muy creativa. El día lunes 18 de septiembre, acudí a revisar la planeación de Brenda Verónica Miranda Nájera y Laura Michelle Moreno Sánchez, firmé sólo la de Laura Michelle, primero observé a Brenda Verónica de ella exalto su tono de voz, su dominio de grupo, y le hice una pregunta obligada ¿Cómo mejorarías tu mediación? Silencio absoluto, esto no era un ataque yo no lograba romper las barrera por más que le exponía mis nobles intenciones. Después asistí a la clase de Laura Michelle, de las observaciones preparé mis preguntas para mejorar la práctica docente, ¿Qué piensa usted Michelle que le hizo falta para involucrar al grupo en la actividad del día? A partir de sus comentarios comenzó mi inferencia las alumnas estaban manejadas por algunos de mis compañeros, pero esto no es tan fácil de probar. Yo no podría intervenir con estas alumnas si ellas no aceptaban su modificabilidad. ──Está diciendo que nada de lo que hago está bien── habló Laura Michelle. Con esta resistencia vislumbré lo que se avecinaba. Les pedí a ellas si insistían nuevamente en hablar con la directora, para quitarme como asesora me incluyeran en ese encuentro. No me aseguraron nada, pero terminada mi jornada en la secundaria Rosa Guerrero Martínez partí a la Escuela Normal Superior Federal de Aguascalientes y no fue ninguna sorpresa encontrarme al pequeño grupo en espera. ──Vamos hablar── dije, se unieron a mí y entramos a una oficina cómoda preparada para estos diálogos. Y así frente a frente, retadoras, seguras, comenzó un diálogo para sordos, frente a frente, se habló de la imposición para organizar los aprendizajes en la materia de Español, se habló del atrevimiento de hablar con algunas madres de familia, de las amenazas con sus calificaciones (quien me conoce sabrá que yo rara vez repruebo y mi justificación ha sido que las condiciones socio-históricas de nuestro país nos han dejado una herencia cultural de decepciones, integrándonos un chip de fracaso en el cerebro yo no puedo cooperar a herir más un joven, que está en una lucha interna por darle sentido a su existencia, con su soledad frente a un mundo que lo ha excluido, no estoy de acuerdo en cortarle así las posibilidades, más bien les invito a reflexionar en su proyecto de vida y si ser docente no les llena orgullo, invito a los alumnos a que este espacio sea sólo un escalón para la búsqueda definitiva de la profesión que les llenará de orgullo y les hará feliz). Ese día hasta Araceli, que no había estado con nosotros en ninguna clase se unió para mi sorpresa, solidaria a su amiga Nancy. Yo establecí que aquí había otros hilos finos detrás de esta negación al trabajo y hablé de lo que redacto al principio de los sucesos que habían marcado mis primeros días como asesora. Se habló y se habló para concluir en que no me querían como asesora. En todo esto ningún gramo de compasión, Josefina Ruiz Barajas y el maestro Juan Antonio Moreno Guerra no dijeron nada a mi favor, ninguno salió en mi defensa. ──Maestros ustedes me conocen reclame── pero silencio. Me metí en el baño a llorar, no sé cuanto tiempo. Después serví de burla para Josefina Ruiz Barajas quien comento arriba y abajo; dentro y fuera de la dirección de la escuela que se sentía como en los programas de “Laura en América” donde solo faltaba decir: ──¡Qué pase la siguiente amante! ──

“A ver trato de entender soy culpable” Esto último pensaba mientras me fui achicando hasta quedar en el suelo aplastada como una cucaracha por un pie del número diez. Se les dijo a las alumnas que tendrían nuevo asesor, que el problema se resolvería en la semana y que mientras asistieran a las secundarias normalmente. En medio de mis lágrimas me preguntaba si valía la pena llegar al diabetes o a la hipertensión pero sobre todo me preguntaba por qué estas dos décadas de experiencia en la escuela no valían, yo no estaba improvisada tenía un currículum bien gordo donde destacaban dos licenciaturas dos especializaciones en la enseñanza del Español y una Maestría en Educación Campo Informática Educativa, Nada valía.

Todo lo expresado hasta aquí puede sonar para todos muy subjetivo y mi hermano diría una historia alucinada, pero quienes vivimos la lucha diaria por conservar un trabajo entenderán que hay formas de reverenciar un estado de situaciones injustas, con las cuales no estamos de acuerdo pero que no nos atrevemos a denunciar porque cómo las compruebas.

El único elemento objetivo del que puedo dar constancia es la planeación de Brenda Miranda y las grabaciones de los mensajes en el correo de voz donde se me involucra en amores con el profesor Lozano. La planeación de Brenda Miranda está diseñada para una semana y bueno en mi encuentro con la tutora de Brenda; la maestra Rebeca, me trae la planeación, para que la comentemos, porque no está dentro del Enfoque del Español (ella sin saber lo sucedido el día anterior) al ir pasando las hojas me doy cuenta que en mi nombre firmaba otra persona. Le pedí me la permitiera para discutirla con mis compañeros de academia y me fui de la escuela martillándome el cerebro ¿Quién firmó por mí? Avalando un trabajo en Español que yo no aprobaría, si les habían cambiado de asesor desde el viernes por qué no tuvieron la delicadeza de escribir el nombre del nuevo asesor o de decírmelo en la pisoteada que me dieron el lunes. La tarea ahora estaba clara investigar quién podía firmar en mi nombre. La firma resultó conocida por todos, Francisco Javier Pérez Pérez. Él podía firmar las planeaciones de español por mi, aunque su perfil profesional fuera diferente, me sentí discriminada o sea que quién sea puede firmar por mí ¿Yo no soy nadie? y arriba de mi nombre, puede estar quien sea. Al ir armando este rompecabezas me preguntaba dónde estaban los acuerdos de academia, nos habíamos comprometido a un trabajo de comunidades de aprendizaje. Una vez más el discurso separado de la acción.

El jueves de la siguiente semana me mandaron hablar a la dirección, y en la misma sala estaban sentados en círculo de izquierda a derecha: Josefina Ruiz barajas Juan Antonio Moreno Guerra, Joaquín Javier Solís Gómez, J. Jesús Lozano Torres; Julio Gamboa Hernández, Francisco Javier Pérez Pérez y yo que justo quedaba de frente a Lozano. Comenzó Josefina las primeras palabras: ──Haber Jesusito que tienes que decirle a la maestra── Jesusito… hasta el más ignorante deduce que hay en su tono de voz un toque de amor desmedido. ¡Jesusito! Debo decir que la mayoría de los docentes sólo fueron parte del escenario represivo. El único que participó fue Julio Gamboa quien advirtió que si no paraban las murmuraciones, los periódicos como Tribuna libre podrían aprovecharse de estás desavenencias para sacar su nota amarillista.

La mano levantada de Lozano me acusaba de haber amenazado de muerte a Nancy Carolina Alba Murillo y decía de forma verdadera haber escuchado cuando le expresé telefónicamente que algo lo podía pasar en carretera. Yo hasta aquí pregunto a todas las autoridades educativas que hoy han vuelto su mirada hacia mí ¿Cómo reacciona un ser humano si le fastidian la existencia desde lo laboral hasta el ámbito de lo privado? Lo estaba perdiendo todo, un matrimonio de dieciocho años y una vida profesional de más de veinte.

Busqué la mirada protectora de mi maestro Antonio, y dije: ── Maestro yo no sería capaz de eso, dígales, usted me conoce ── Pedí disculpas a Lozano por los rumores de mi amor por él y exigí desde entonces una investigación para aclarar todos estos enredos copiados de las novelas de televisa y si yo debía salir de la escuela, adelante, pero que se aclararan los acontecimientos.

Habló Pérez y expuso lo de la firma arriba de mi nombre y allí frente a todos, Pérez dijo que sólo había cumplido el mandato de la profesora Josefina. ── Si… pero ustedes no tienen derecho hacer algo así── Interrumpí, entonces ella, derecha, altiva, con una mirada de triunfo y una desfachatez exquisita contesto: ──Sí es cierto yo le di la orden para que le firmara las planeaciones a Brenda── Mi teléfono sonó en ese instante, era mi hija que me estaba esperando para comer, me levanté del mueble, les mire a todos cómo diciendo tengan compasión de mí y me despedí de ellos diciendo: ── Pónganse de acuerdo, piensen que van a ser conmigo, pero que se investigue y salga la verdad.

El día veinte de octubre la maestra Conchita me preguntó por un incidente reportado en la semana de Observación y Práctica Docente. Ella es una persona de preparación matemática, siempre ecuánime de un talento sorprendente, sin preámbulos me dijo: ──Rosa Elvira yo te conozco y no dudo de ti pero quiero que estés alerta, corre la falacia de que te peleaste con Nancy Carolina Alba Murillo por el profesor Jesús Lozano en el pórtico de la escuela secundaria número doce: Rosa Guerrero Martínez── Debo decir que esto costó mover al subdirector para hablar con las autoridades de la Escuela Secundaria, no sé de los diálogos, pero el estigma se había colgado a mi persona “la mujer fácil” era yo, las burlas llegaron a mis oídos. ¡Pero cómo pretendía yo que el profesor me hiciera caso, yo era una vieja al lado de Caro! Por las cargas culturales arrastradas en la construcción de mi femenino, este ataque me hizo crisis depresiva. Hasta llegué a pensar en emigrar a otro país donde la trama de la escuela se filmara, para tener evidencias de mi clases innovadoras y estas estuvieran insertadas en una investigación educativa centrada en el perfeccionamiento del arte de propiciar aprendizajes significativos.

Me dejaron aparentemente en paz, términe el año escolar con cinco asesorados: Ernesto Josue de Luna Martínez, Lilia Elizabeth Gómez Gallegos, Xochitl Loera Valadez, Ernesto Eduardo Reyna Garcia, Gloria Noemí Valadez Esquivel y seis horas frente al grupo de Telesecundaria. Aunque aún no me he recuperado de ese año perro, viví con toda la tolerancia del mundo calladita sin ir a Derechos Humanos aguanté, aguanté con cinco Kilos menos, el día en que cambiarían los destinos de esta escuela. Por eso el día veintidós de febrero que ratificaron a Josefina Ruíz Barajas. Dije: ¡Noooooooo!

No estoy de acuerdo con este giro de mi vida profesional que involucra mi vida privada por eso exijo: Una investigación de las autoridades educativas para que se clarifiquen estos hechos. Porque esta es una historia y hay otras más de los trabajadores de la institución pero no encuentran cómo expresarse por miedo al desquite de las autoridades que hoy nos imponen.


martes, 4 de marzo de 2008

NEGOCIACIONES 08

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LOS ALUMNOS DEMANDAMOS

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NEGOCIACIONES CON LAS AUTORIDADES

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A TODAS LAS ESCUELAS NORMALES DE MÉXICO PEDIMOS COMPRENSIÓN EN NUESTRA LUCHA!!

domingo, 2 de marzo de 2008

NEGOCIACIONES PRIMERA PARTE






TODOS MERECEMOS RESPETO
¡NOS MANIFESTAMOS PORQUE QUEREMOS UN VERDADERO CAMBIO!



LA ESCUELA SIN NINGÚN DAÑO MATERIAL

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RECADOS DEL SINDICATO DE MAESTROS


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